Proyectos Experimentales

Nos enseñan a planificar cada detalle. A tener un plan de negocio de 50 páginas antes de escribir la primera línea de código, o a diseñar el mapa completo de nuestra carrera antes de aceptar el primer trabajo. Pero los grandes innovadores, desde los artistas hasta los fundadores de startups, saben que la magia a menudo reside en lo contrario: en el proyecto experimental.

Un proyecto experimental es un compromiso con la curiosidad, no con el resultado. Es empezar un podcast sin saber si alguien lo escuchará, lanzar un blog para explorar una idea, o crear un prototipo de un producto solo para ver si es posible. No buscas un retorno de inversión inmediato, buscas un retorno de aprendizaje.

Fracasar barato, aprender caro

El miedo al fracaso nos paraliza. Pero un proyecto experimental redefine el fracaso. Si el objetivo es aprender, entonces cada error es un dato valioso. Un podcast con baja audiencia te enseña sobre marketing y nichos. Un prototipo que no funciona te enseña sobre los límites de la tecnología. Estás "fracasando barato", es decir, con una baja inversión de tiempo y dinero, pero estás obteniendo lecciones que valen oro.

Google es famoso por esto. Proyectos como Google Glass fueron "fracasos" comerciales, pero los aprendizajes en realidad aumentada y hardware portable alimentaron incontables innovaciones futuras. Lo que el público vio como un producto fallido, Google lo vio como una maestría intensiva pagada.

Un plan de negocios es una hipótesis. Un proyecto experimental es la forma más rápida y barata de probarla.

Permitirte un "presupuesto para experimentos" —ya sea unas horas a la semana o una pequeña cantidad de dinero— es una de las inversiones más inteligentes que puedes hacer. Es tu departamento personal de I+D. La mayoría de los experimentos no llevarán a nada. Pero uno solo de ellos puede convertirse en tu próxima gran pasión, tu siguiente negocio, o la habilidad que te diferenciará del resto por la próxima década.